Hoy se les llamaría ONG “Organización no Gubernamental” (“Organizaciones Benéficas Grupo Pro Ayuda”), etc., etc.
Hace más de medio siglo se ayudaba o colaboraba por una causa noble, de acuerdo a las convicciones de cada uno …así lo hacía mi padre Don Salvador Ros Llopis (QEPD).
“El sabio no atesora. Cuanto más ayuda a los demás, más se beneficia. Cuanto más da a los demás, más obtiene para él”
Lao Tse
Ya retirado “Don Salva” (como algunos solían decirle) tenía entre sus actividades pertenecer a “Los Caballeros de Colón” (“Organización Fraternal Católica de Beneficencia”) en ese tiempo con presencia en Córdoba y a la que también estaban integrados algunos papás de mis amigos. Entre sus actividades buscaban acciones de filantropía para la Comunidad de la Ciudad.
En el caso de mi padre su responsabilidad era buscar ayuda en pro de las personas mayores recluidas en “Asilos de Ancianos” o “Casas de Retiro”, aunque no faltaba alguna institución que acogiera a “Jóvenes sin Recursos” como el “Asilo de Santa María” o algún “Convento de Monjas Católicas”. Para ello buscaba (recuerdo haberlo acompañado) patrocinios en la “Industria” y el “Comercio”. Cuando los apoyos eran en especie los acomodábamos en la cajuela del auto (primero de un blanco y después de un verde agua).
Al respecto viene a mi memoria que los Señores Zoilo y Quintana de “La Fábrica de Galletas y Pastas” donaban costales o latas grandes de sus productos. También cajas de aceite para cocinar de “La Fábrica de Aceites Patrona” de los Sainz Pardo. Luego pasábamos al “Super” que posteriormente se convertiría en “Super Iberia” de Don Fructuoso y su hijo Tocín Solana. Don Guillermo Cházaro aportaba costales de Azúcar. Eran amigos de mi papá que se sumaban a “la causa” en beneficio de los más necesitados.
¡Tocar puertas y pedir por los demás!.
En contraste estaban los negocios que había que insistirles para que a regañadientes cooperaran.
Al final subíamos, como dije, a la cajuela lo recaudado y era tanto que se veía como el auto se sentaba por la parte trasera y se alzaba por el cofre.
A mí en la edad de la adolescencia, aunque lo seguía haciendo, me apenaba esa actividad y más aún tener que persistir con los apáticos que se “hacían los interesantes”. No tardé en entender, reconocer y agradecer la noble labor social que desempeñaba mi padre, favoreciendo en la medida de sus posibilidades tanto a ancianos como a jóvenes, como ya expliqué.
“¿Cuál es la esencia de la vida?,
Servir a otros y hacer el bien”
Aristóteles
Hoy lo recuerdo y mueve mis sentimientos aquello que me consta predicó con el ejemplo mi papá.
¡Me quedo además con la imagen de las caras de las religiosas o personas que recibían los apoyos, eran rostros de alegría y felicidad!.
“Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro”
William Shakespeare