“Centro Castellano”… CIudad de México.
Unos de mis primeros recuerdos de la ciudad de México, allá por el año 1959, es llegar con mis padres al “Hotel París” (que se ubicaba en la calle de República del Salvador casi esquina con 5 de febrero….. desde aquel entonces en esa esquina estaba la “Farmacia París” famosa por su surtido y precios bajos). El Hotel, que aún se conserva y hoy es parte de la “Farmacia” extendiéndose hasta mas de media cuadra, contigua a una tradicional “Casa de Venta de Básculas”, fachada de piedra,
ese pórtico, con una linda puerta de madera, tenía unos sillones de piel iguales a los del “Hotel Iberia en Tehuacán”, Puebla y de tantos hoteles españoles de aquella época, así como el bastón de madera para poner y sujetar los periódicos facilitando con ello su lectura, dos mesas grandes con “tarjetas postales”, bajo el cristal, de varios lugares de España. “Recovecos” donde estaba la “centralita telefónica” para las llamadas de entrada y salida a las habitaciones, el elevador con puerta de rejilla para abrir y cerrar manejado por un operador, (uniformado, con corbata así como su “kepí”) dándole a una manivela para subir y bajar. El resto de los “recovecos” servían para que mis hermanos jugaran a “las escondidas”. Saliendo a mano izquierda estaba el restaurante donde recuerdo haber comido un rico ” bistec de res con papas y rodajas de Tomate”. A escasas cuadras de ahí estaban los almacenes : “Palacio de Hierro”, “Puerto de Liverpool” y “Puerto de Veracruz” con emblemáticos edificios (ahí subí, por primera vez, en unas escaleras eléctricas cuando tenía 6/7 años, además de que mi mamá me compró una gabardina, de la época, color humo).
Otro sitio tradicional al que mis padres nos llevaban era el “Café la Blanca” con su reloj “Haste” en la pared de entrada, meseros con muchos años y mucha experiencia, corbata de moño (pajarita), en la bolsa de la camisa comúnmente tenían un protector de bolígrafos/plumas atómicas, con publicidad de las pilas “Rayovac”, llaves al cinto donde tenían un destapador para los refrescos. De ahí prefería las enchiladas verdes o los chilaquiles ¡del mismo color! acompañados con pan de sal (por raro que parezca) me sabían sabroso.
Perooooo el restaurant que cubría la preferencia de la familia era: “El Tragadero”, así lo conocí por varios lustros, hasta que supe que su verdadero nombre era y es : ” Centro Castellano”.
“restaurante de comida española” con su fundador Don Ricardo Vega Velasco. Lo recuerdo desde 1959, entiendo que se inició en 1958. El nombre de “El Tragadero” (como lo llamaban mis hermanos) fue debido a la cantidad impresionante de comida que daban (aunque hasta la fecha sigue siendo vasta). A principio de los años 80’s en una ocasión, iba con nosotros mi hermano Agustín, y uno de mis cuñados (que al tercer plato ya estaba satisfecho) en cambio mi hermano comía lo suyo y el resto de lo que no comían los demás. Al final a “Guty” se le ocurrió decirle a la mesera: “pues yo tadavía tengo hambre” a lo que ella respondió : “señor aquí nadie se queda con hambre y le volvió a traer TODO el menú de “segunda vuelta” (no recuerdo haber visto a nadie comer tanto… digno de un “Récord Guinness” o de del programa de televisión ” aunque usted no lo crea”…
Este restaurante para mí ha sido muy significativo y ha estado presente en importantes pasajes de mi vida; de niño, de universitario, el día de mi examen final de “Carrera” (fuimos los tres amigos que nos presentamos en esa fecha: Paco Orbezo H., Octavio Pérez M. y yo). Como novios Dolores y yo, con compañeros de oficina de Publicidad, como esposos, el día que se bautizó nuestro hijo Diego Alonso invité los padrinos , con los hijos en “bambineto”, con los hijos como niños, jóvenes y adultos…sigue siendo una garantía “El Tragadero”.
Con el paso de los años los hijos Vega Serrador se fueron haciendo cargo del restaurante. Conocí a Ricardo hijo (con quien, cuando visitaba las mesas, teníamos alguna charla) y empezó a expandirse el negocio: abajo del edificio en el No. 16 se instalaron como un”restaurante de carta” con un horno de barro para ofrecer lechón, cabrito, chuletillas, pecho de ternera, muy bien montado (me tocó comer a los pocos días de inaugurado). Después llegaron al “Hotel Camino Real” de la colonia Anzures, luego al final de Polanco ” Torre de Castilla”, “Satélite”, “Santa Fe”. A todos ésos he asistido, principalmente, por comidas de negocios. Definitivamente en todos se come bien, y en ellos recuerdo tantos sitios de España, pero como dicen los españoles para “ponerse las botas”, “ponerse morados” está el inicial (el primero) el de la Calle Uruguay 18 y no por el precio sino por las añoranzas a lo largo de mis años: “El Tragadero”.
Disfruto enormemente comer y comer bien en este caso, en particular y por varias décadas, mis platillos preferidos han sido :
1o sopa de “fideos” o “caracoles”.
2o “Paella” o “Fabada”.
3o “Filete de pescado Sol con ensalada”.
4o “Costilla de res con puré o papas”.
5o “helado” o “ate con queso”.
6o Café.
¡Vino o sangría!
Cabe mencionar que el apellido ROS es de origen valenciano y me encanta el arroz.
Cada vez que visito Valencia saboreo todo tipo de “paella valenciana” ( la auténtica ) pppeeerooo, la de “El Tragadero”, aunque mexicanizada, me sabe también de maravilla.
¡Me sabe a nostalgia ! … ¡”chiquet”! …¡ a Comerrrr !
¡Ahhh: abierto ¡los 365 días del año! por si les interesa visitarlo!
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