Era finales del año 1982,
ocupaba el puesto de
Gerente de Publicidad de “Uniroyal”,
íbamos a lanzar al mercado una llanta tipo
“Deportiva”
que se introduciría a través de una “Campaña” la cual se solicitaría a la
“Agencia YOUNG AND RUBICAM”
encargada de todas estas acciones;
acompañado en todo momento por Alfredo Léon y Carrera, Gerente de Mercadotecnia
y coordinados por el
Director Comercial y Vicepresidente para América Latina en esta “Área”
(de quienes aprendí mucho
como lo he mencionado en anteriores escritos)
Una vez autorizado el
“Storyboard” o (Guión Gráfico),
que a la sazón se presentaba en dibujos elaborados a mano sobre cartulinas rígidas;
un minucioso trabajo en el que participaban entre otros:
los creativos,
los copywriter (redactor publicitario),
los del departamento de arte,
los de tráfico,
todos coordinados por el
“Área de Contacto”
cuyo Director General era:
Eduardo Vorhauer Imhausser
(a quien recuerdo con mucho afecto en mi paso por la
Agencia de Publicidad,
que fuera el comienzo de una larga, hasta hoy,
“Carrera de Mercadotecnia, Comunicación y Publicidad”).
Pues de aquella aprobación en
papel
pasó al “Área de Producción”,
de ahí
a la ejecución del “Comercial”
en técnica de cine
justo para exhibirse en la “Gran Pantalla”,
y luego a la Televisión.
Una vez todo listo hicimos maletas 🧳 para dirigirnos al paradisíaco “Puerto de Acapulco” a donde llegamos los tres ejecutivos de “Uniroyal”
y por la “Agencia de Publicidad” y “La Casa Productora”
varios colaboradores entre quienes se encontraba la,
en “aquel entonces”,
popular modelo Olivia Collins.
Aunque “el producto estrella” para “lanzar al mercado” era
“la llanta”,
llamaba mucho la atención el “auto deportivo del momento”
(que se utilizó para tal fin):
“El Sakura” convertible.
La “locación” era el “loby motor” (vestíbulo) del “Hotel Princess ”.
Mientras se hacían los
“ajustes técnicos a la filmación”
Eduardo nos invitó
(a los dos “Ejecutivos” y a mi)
“un trago” en el “Lobby Bar” (el bar del vestíbulo).
Minutos después llegó
Manolo Ortiz
que era el experto “Creativo” de Y&R
(me consta)
y uno de los tres más reconocidos del País en ese tiempo.
El lugar donde nos encontrábamos era muy espacioso con agradables
“corrientes de aire”,
“ad-hoc” para apaciguar el clima cálido propio de ese famoso “destino turístico”.
Platicando sobre la filmación y el tema de “Publicidad” tomábamos los típicos tequilas acompañados de cacahuates, cuando combiné un puño de ellos con un sorbo del “caballito” sentí como se formó un “tapón” en la garganta que me impedía respirar. Eduardo sentado de frente,
al observar mi actitud desesperada,
inmediatamente vino a mí, se colocó detrás y me aplicó lo que después supe se conoce como
“La maniobra de Heimlich”
“…son una serie de compresiones abdominales bajo el diafragma, que ayudan a expulsar la obstrucción…”
Me sentí aliviado aunque cansado; Vorhauer no se movió hasta cerciorarse que había pasado el peligro. Todo fue tan rápido que los demás “de la mesa” no se había percatado de lo sucedido.
(yo sinceramente me asusté al grado que sentí que
“hasta ahí llegaba”)
Después empezaron a contar un sinnúmero de historias con acontecimientos similares.
Alguien comentó que meses atrás en un “Restaurante” de la Ciudad de México, una persona del “medio” había muerto asfixiado sin que nadie pudiera hacer algo.
Aquella exitosa “Campaña Publicitaria”
de “La Deportiva”
introdujo ese tipo de llanta “Uniroyal”
al mercado con óptimas ventas.
Regresamos a México programando las próximas “Estrategias Comerciales”…
Diez años después
trabajando en Xalapa compartí,
unos meses,
habitación con
Toño Perez Morales (➕).
Después de haber
cenado mucho y
demasiado tarde sucedió que,
pasado un corto tiempo,
vi a Toño sentado en su cama ahogándose
(recordé lo que viví en Acapulco)
de un brinco me incorporé y le apliqué
“la Compresión Abdominal”
hasta que logró arrojar lo que le estaba provocando aquella congestión.
«Si alguien te hace un favor no le devuelvas el favor a esa persona ve y ayuda a otro, siempre habrá alguien que necesite de tu ayuda.»
Eduardo Vorhauer donde quiera que estés:
recibe una vez más
mi profundo agradecimiento,
i por librarme de aquel,
para mi,
funesto trance !.
”La gratitud es la memoria del corazón”