Siendo Director del «Instituto de Promoción Turística de La Ciudad de México» en «la Secretaría de Turismo», después de visitar «FIT»/Buenos Aires -Capital de Argentina nos trasladamos hacia Montevideo-Capital de Uruguay («que se encuentran muy cerca, pero separadas por el inmenso Río de la Plata, «el río más ancho del mundo») donde continué impartiendo seminarios con el previo «rompehielo» llevando para tal efecto artículos promocionales para esa audiencia conformada por: operadores, agencias de viaje y prensa especializada del turismo. Eran unas gorras (con «la marca del destino Ciudad de México») también conocidas como «cachuchas», palabra que, después me enteré, en aquel país tiene una connotación totalmente distinta.
Inicié la charla comentando: » al final repartiré cachuchas para todos» lógico con ojos y lenguaje corporal me indicaban «NO», a lo que yo replicaba que «SÍ», que iba a repartir «cachuchas». Las expresiones crecían en «NO» y yo insistiendo que «SÍ», hasta que alguien de la sala pidió me acercara para explicarme el concepto de esa palabra en aquellas latitudes. Entonces dije, de manera chusca, ya no diré «cachucha» porque ahora conozco el porqué de su admiración ante mi insistencia en redundar en ese término.
Mucho del lenguaje de un instructor extranjero (allá, acá y en todos lados) «cae en gracia» cuando «sin querer» utiliza un término que al final resulta cómico y risible lo que provoca que todos se relajen y se preparen para empezar de lleno con «la conferencia/seminario».
… al hablarles de la Ciudad de México (con una zona metropolitana de más de 30millones de habitantes) los oyentes quedaban sorprendidos pues el país entero de Uruguay cuenta con 5 millones, así que los números que pudiera darles les resultaban exorbitantes por decir:
la «avenida Insurgentes» la vía más larga de una ciudad,
la U.N.A.M. (Universidad Autónoma de México) con un «campus» de más de 300,000 estudiantes.
De repente alguien preguntó:
¿»qué extensión en hectáreas tiene el «campus»»?
Rápido le pasé «el balón» a Carlos (mi compañero):
¿cuál será la extensión Charlie?
…. (ya que el tema central no eran pesos o medidas)
me contestó «una cifra peregrina».
Como «el curioso» traía computadora «volvió a la carga» insistiendo:
«maestro, ¡son muchas hectáreas!»
Entonces ¿cuál será Carlos?
….no encontrando respuesta que convenciera «al sediento de conocimiento»
finalmente contesté:
mire usted, no tengo la cantidad correcta pero :
El «campus» de la U.N.A.M. ¡es grande, muy grande, extremadamente grande!.
Continúe con la presentación citando: «el zócalo» más grande del Continente
(y agregaba de manera jocosa):
porque «el zócalo» de la Ciudad de México ¡es grande, muy grande, extremadamente grande»
Así el Bosque de Chapultepec: «el bosque más grande dentro de una ciudad»
(y volvía con la descripción divertida sobre la dimensión de este sitio)….
hasta que, en medio de la plática, no encontrando a quién le interesaban las cifras dije:
..¡ya se nos fue «el ingeniero», por aquéllo de los números y estadísticas!…..¡JA!
Años atrás había conocido y disfrutado de la gastronomía uruguaya (ellos aseguran tener mejor carne de res que Argentina); también que su vino «Tannat» (que me gusta mucho) es considerado «el vino sobre todos los vinos» pero, lo principal, que Carlos Gardel («el Zorzal criollo») nació en Tacuarembó, Uruguay (como dijera nuestro poeta Jaime Sabines: «Yo no lo sé de cierto»). Lo verdadero es que aunque no soy un comensal aficionado a los cortes de carne de res sé apreciar su excelente calidad…..así fue como en aquélla ocasión «Gasté Zapatos» en Uruguay.
Años después me encontraba en «el excéntrico Restaurante «Andrés Carne de Res de Colombia» («es de lejos elrestaurante más famoso del país»),
cuando se aproximó una persona preguntándome:
¿mexicano verdad?
¿de la Ciudad de México?
¿te acuerdas de «el ingeniero» en Montevideo?
Los dos nos empezamos a reír….
¡siiiiiii !
¿viste mi nota periodística que publiqué a «8 columnas»?
¡NO! le respondí.
Pues te enviaré mi artículo periodístico que titulé:
«La ciudad de México es grande, muy grande, extremadamente grande… a pesar del Ingeniero»
Nos pusimos a comentar aquella simpática anécdota donde bauticé a aquel señor como «el ingeniero». Luego me enteré que con quien platicaba es un conocido y destacado articulista de un «semanario de Montevideo» (en temas turísticos de Uruguay).
Al cabo de la charla se despidió diciéndome:
» ¡La Ciudad de México es grande … a pesar del Ingeniero!».
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