Casi a punto de llegar a la diminuta y glamorosa ciudad costera de “San Remo” (Sanremo), Italia, Toño propuso:
-“Oigan ya que estamos en Italia, ¿Porque no vamos a Florencia?”,
-“¿Está cerca, no?”
Ante el desconcierto de los tres (que, como narré, ya la habíamos visitado)
Rafael contestó:
-“¿O mejor vamos a Tel Aviv?”
-“¿No te fastidia?”
¡Soltamos los cuatro la carcajada en ese momento y cada vez que nos acordábamos Jajaja!
“…Sanremo, donde pernoctamos por una noche, es una ciudad antigua con estilo de “Riviera” en la “Costa de Liguria Occidental”. Se conoce como la «Ciudad de las flores» por su gran producción floral y de viveros.
“La carrera Milán-San Remo” es uno de los eventos de ciclismo profesional más largos que existen.
“El Festival de Música de Sanremo” tuvo como sede originalmente el Salón de Fiestas del mítico ¡“Casino de Sanremo”! para luego cambiar al “Teatro Ariston”.
Es un evento popular que fue la inspiración para “El Festival de la Canción de Eurovisión”.
Una vez recorrimos la ciudad, empezamos a bordear la costa hasta encontrarnos con destinos seleccionados que incorporan los principales receptores de turistas regionales, nacionales e internacionales: el glamoroso “Principado de Mónaco”.
“…una pequeña ciudad-estado independiente en la Costa Mediterránea de Francia conocida por sus lujosos “casinos”, “la bahía rodeada de yates” y la “Prestigiosa Carrera de Automovilismo del Gran Premio de la Fórmula Uno”, que recorre las calles de Mónaco una vez al año…”
Es la ciudad y el País más elegante, rico y seductor que he tenido oportunidad de conocer. Caminar por su “costanera” mirando el mar azul es un deleite para los sentidos. Los paradores exóticos y exquisitos, el buen gusto y los detalles merecen ser visitados.
“El Casino de Montecarlo” y el Hotel ameritan un párrafo aparte: lujo, belleza, limpieza, autos sofisticados, perfumes de primer nivel se respira en el aire. Una visita a la fascinación donde los paparazzi “se dan vuelo” cazando fotos de famosos!!!
Fue locación, entre otras “cintas cinematográficas”, de fragmentos de dos películas de “James Bond”.
La banca y la industria son importantes, pero el turismo ha sido la mayor fuente de ingreso de divisas.
“Gastando Zapatos” curiosos nos sorprendimos al constatar que:
“Lo atractivo de este lugar era su gente, pero no la del grupo social económicamente fuerte que frecuenta lugares de moda y aparece a menudo en “las revistas del corazón” y los ecos de sociedad…” (“jet set”). Ellos son apenas un grupo. Los verdaderos monegascos son personas atentas que no viven únicamente de las frivolidades”.
Mónaco es el País más pequeño del mundo CON SALIDA AL MAR.
Situado en la “Riviera Francesa” también conocida como “Costa Azul”.
De ahí continuamos costeando hasta “Niza”, la famosa “Nice” (en inglés), donde nos alojamos.
Cabe resaltar que seguíamos con nuestro ya acostumbrado (para Octavio y para mi) “plan de austeridad” ahorrando lo más posible, aprovechando estar en esos lugares que “en grupo” difícilmente volveríamos a visitar.
Pasamos por el legendario Hotel “Negresco”:
catalogado por el Gobierno Francés como “Monumento Histórico”.
Es miembro del consorcio: «Los Mejores Hoteles del Mundo».
Está ubicado en “El paseo de los Ingleses”; avenida que circunda la costa de la “Bahía de Los Ángeles” (perteneciente al Mar Mediterráneo), deteniéndonos para tomarle una foto.
Recuerdo que por la noche me llamó la atención lo iluminada que estaba la Playa. Como he relatado (más de una vez) estos detalles a casi medio siglo de distancia, eran para mi extraordinarios.
Al otro día continuamos a “…Cannes que se caracteriza por sus galas, regatas, el “Festival de Cine” y un super atractivo y próspero escenario, que hace honor a su lema: “La vida es un festival”…”
Otra experiencia anecdótica en esa época (1977) era la “extravagancia” (para nosotros procedentes de Países en aquel tiempo “conservadores”) de ver en las Playas a mujeres de todas edades usando el “monokini” es decir: “la mitad inferior de un “bikini” cuando éste se utiliza sin la parte de arriba…”
A la mañana siguiente después del “desayuno francés”, (un jugo de naranja, café y pan de dulce).
Octavio se levantó al baño diciéndole a Rafael que (como sabía francés) le pidiera un vaso con agua.
“Muy quitado de la pena” le llamó al “garçon” (camarero), “algo” le dijo en francés que minutos después le trajo un vaso con leche.
De regreso Octavio extrañado le preguntó:
-“Rafael ¿qué es ésto?”
-“¡Te pedí agua!”
-“A ver Octavio ordené un vaso con agua y trajo leche”.
¡Tómatela y vámonos!
-“¡No me gusta la leche sola” dijo Octavio!
Rafael no tuvo más remedio que bebérsela.
Otra vez las risas duraron por varias horas y cada que nos acordábamos
¡Jajaja!
De ahí tomamos “el 4 Latas” hasta “topar” con “Saint Tropez”:
“…Por mucho tiempo ha sido popular entre los artistas y atrajo a “la élite” internacional en la década de 1960. Aún ahora sigue siendo famosa por sus playas y vida nocturna…”
En el trayecto y entre risas por las anécdotas y las experiencias vividas, no faltó quien comentó:
Lo que sí es que esta noche dormiré en un hotel de “5 estrellas”.
-A lo que el “ocurrente” de Rafael añadió:
-“Me parece que vais a dormir en uno de mil estrellas”
…volvimos a reír sin imaginarnos lo que sucedería después.
Anduvimos en el auto y también “Gastando Zapatos” viendo espectaculares yates atracados con su tripulación en actividad; en tanto sus propietarios cenaban en exclusivos Restaurantes mientras los captaba la lente de algún intrépido y oculto fotógrafo de prensa especializado en tomar fotos indiscretas de personas conocidas.
Recuerdo que en la cuesta de una calle peatonal compramos unas crepas:
las famosas, deliciosas y muy caras: “Crêpe Suzette” que traen sus respectivas pinzas de plástico con la marca de un chocolate.
Posteriormente nos dimos a la tarea de buscar hospedaje por toda la ciudad hasta las 4:30 de la madrugada, sin encontrar habitación de ningún precio dónde pasar el resto de la noche.
Por lo que la mayoría “a la de a fuerza” pernoctamos en la franja de arena popularmente conocido como “Hotel Camarena”.
…haciéndose realidad la predicción de Rafael que:
-“esa noche dormiríamos en un hotel de “mil estrellas”…”
¡Jajaja!
A esa edad se aguanta y se disfruta todo; además Octavio y yo ya habíamos tenido una de estas experiencias (que conté “con lujo de detalle”) ¡en aquella estación de Zurich!.
Estábamos irónicamente en “La Ciudad de las Estrellas”, sin siquiera tener un baño a la mano para darnos una aseadita.
“Tal cual” nos fuimos a desayunar ¡“café con croissants”! y ¡“Barriga llena, corazón contento”!
(“Una vez que hubimos comido y saciado nuestro apetito, nos sentimos felices y satisfechos”).
Nuestro próximo destino fue Marsella:
“La perla de la Costa Azul”
“… una ciudad diferente a las otras grandes de esa porción de tierra del litoral francés (la cara marinera más hermosa de ese País). Marsella ha sabido conjugar perfectamente el turismo moderno con su encanto tradicional, que se encuentra en sus calles y comercios tradicionales“.
Después seguimos nuestro camino cruzando ciudades como Nimes, Montpellier y Perpiñan hasta llegar por tercera vez a la frontera con España:
¡Entramos a Cataluña!
“¿Dónde habrá nacido la frase:
“¡Qué elegancia la de Francia!?”
Si tuviéramos que encontrar el lugar de nacimiento de esa distintiva frase, seguramente se lo adjudicaríamos a la “Riviera Francesa” o”La Costa Azul” como la nombró el escritor Stéphen Liégeard.
“Esta zona privilegiada del mar Mediterráneo con sus famosas ciudades como Montecarlo, Niza, Cannes y Saint Tropez es uno de los grandes destinos de playa del mundo…”