… ¿Y los *»chaperones» «pasaron de moda», o se extinguieron?
(*la definición de la palabra «chaperón» no la sé. Para mí que son a los niños que mandaban sus papás para que «le echaran un ojo» a sus hermanas jóvenes mientras «noviaban»)
¡Éso ya no existe! … pero …
Recuerdo que de pequeño, cuando chaperoneaba a mis hermanas, principalmente los domingos en Misa de 12.00, minutos antes pasaba en una camioneta pick up blanca (de la «Distruibuidora de la Superior» de la «Cá- Penagos») mi cuñado Joaquín De la Vega Penagos (QEPD) oriundo de Ontoria, Santander novio , entonces, de mi hermana Maruca.
Nos colocábamos en las últimas filas de la Parroquia de la Inmaculada, ahí alcanzaba a distinguir amigas de mi hermana con sus novios, me detenía a observar sus largos velos con peineta (una costumbre de la Liturgia en esa época). Ellos a la hora de hincarse lo hacían con una sola rodilla y los brazos descansaban en la otra pierna, éso lo veía, curioso, cuando iba con mi padre quien sobresalía por su estatura.
¡Todo se modificó cuando la Misa empezó a celebrarse de cara a los fieles!
Una vez finalizada Ésta, de los saludos y despedidas pertinentes, la mayoría de las veces, nos íbamos a «Nevelandia»; casi siempre me pedían helado de limón y luego esperábamos que llegara «el papero» portando una caja de cristal (llena de papas fritas a granel) que instalaba sobre una tijera de madera. De acuerdo a los pedidos iba colocando una hoja de papel de cera en la mesa y en ella vaciaba «la medida de una bolsa» agregando, al gusto: picante, limón y sal. Luego «se aparecía» «el cacahuatero» (vestido con una camisa entallada, abierta casi a la mitad, las mangas cortas remangadas) también con una caja de cristal pero más pequeña. Así que, a un costado de las papas, quedaban los cacahuates.
Me gustaba vivir y observar detenidamente todo ese rito ya que era toda una fiesta para mí, desde luego que para los novios también pues era la oportunidad y el momento (como lo permitían los papás) de estar juntos.
Cuando no era «Nevelandia» era todo un viaje a Fortín. Me percataba que Maruca les «pedía permiso» a mis mamá y papá para ir a la «Cafetería del Hotel Ruiz Galindo». En las mesas situadas a un costado de la alberca, en aquel tiempo, cubierta de gardenias (¡qué rico!…..aún puedo percibir, fuertemente, el aroma de aquellas flores) también se pedía la nieve y lógico atendiendo y procurando que «el chaperón» estuviera contento para que llegara hablando bien ¡»del cuñaooo»! .Con los años iba entendiendo mejor la función del «chaperón» y le daba la importancia que ameritaba… ¡jajaja !
Esporádicamente recorríamos unos kilómetros más para ir a «la Planta de la Moctezuma» o el llamado «Corazón» justo abajo de «la barranca de Metlac», con una vegetación ¡extremadamente verde !¡Lindo paseo!
(nunca me percaté que intercambiarán besos, creo que no estaba dentro del «script» éso, en nuestros días, sería totalmente inconcebible)
… ¡Y si el no besarse parece increible, más el pensar en mandar y explicarle el significado de un «chaperón» a los novios de esta época!
¡Lo realmente divertido y significativo fue el recibir tantas atenciones de mi cuñado Joaquín, a quien siempre tuve en muy alta estima y mantuve una bonita relación como esposo de mi hermana !
¡Un saludo HASTA EL CIELO cuñaooo: de tu inseparable «chaperón»!
¡usos y costumbres de época!
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