Corrían los años 90’s cuando, estaba en Turismo del Estado de Veracruz, me tocó la introducción del vuelo Houston-Veracruz con la entonces «Línea Aérea Continental» (hoy «Delta») siendo el contacto en Houston la «Directora de Negocios Gubernamentales» Lupina MacMains (viuda recientemente de nuestro inolvidable Mike).
Lupina tenía un «grupo de amigos» Cónsules latinoamericanos (producto de su nexo al introducir vuelos a diferentes destinos del Continente) lo que provocó igualmente que, dada la estrecha comunicación con ella, Dolores y yo hiciéramos amistad y nos uniéramos al «Grupo» las veces que estuvimos en Houston.
Lupina organizaba «Misiones Comerciales y de Negocios» y fue así como los llevó a conocer Veracruz ( anteriormente conté de uno de estos viajes). Dada la relación personal que habíamos hecho organicé una reunión en Xalapa (en nuestra casa) y para amenizar invité a un famoso «arpista» y amigo veracruzano el mtro. Rubén Vázquez que llegó con su acompañante Caraza el cual «tocaba las cucharas» 🥄 interpretando cualquier melodía
«Lucho» (Luis Winter de profesión Diplomático que fungía como Cónsul de Chile en el Estado de Grande de EUA) y su esposa Kika bailaron la «Cueca Chilena» moviendo con salero el pañuelo y al otro día, que estuvimos en «la Antigua», bailaron «Huapango». Posteriormente en Zempoala observé cómo Lucho subía con cierta dificultad los escalones empedrados de las pirámides.
Fue ahí donde otro amigo me comentó que Lucho, no tenía piernas, que caminaba con prótesis y que aún así era «campeón de tenis» en Houston …¡»me quedé de a 6″!
A pesar del tiempo y la distancia no perdimos la relación con algunos de esos amigos. Fue así que cuando hube de viajar a Santiago en Chile localicé a los Winter, me invitaron a su casa, fue él por mi al Hotel y de camino me platicó que también estarían su hermano y cuñada (quienes recientemente habían visitado México).
Ya en su casa Lucho me dijo: «voy a darte un cariñito para ti» y regresó con una botella de vino chileno.
¡Disfrutamos los cinco de una estupenda velada!
Al otro día que tuve oportunidad, como me gustó tanto, busqué sin encontrar el vino (memoricé «la marca» y los datos) que me ofreció y bebimos la noche anterior en casa de los Winter.
De tanto preguntar, en una vinatería Gourmet un «sommelier» enfáticamente me dijo:
» señor: ese vino que busca no lo va a encontrar, fue una selección muy especial y exclusiva ya agotada»
Ése había sido el «cariñito» (para mi invaluable) al que se refería mi amigo.
Cada vez que tengo la dicha de encontrarme con Lucho es recibir una inyección de energía positiva, ya que todo lo que la vida le ha presentado él lo ha recibido con amabilidad y agradecimiento al Creador.
No sólo de palabra sino también de obra. Algún domingo que hemos coincidido me ha invitado:
«Quieres ir con nosotros a Misa a Dar Gracias?», fuimos a una Iglesia que acuden en
«Los Condes».
En otro viaje estando en su casa empezaron a llegar sus hijos con amigos, fue creciendo el grupo y me dijo:
¡»Vente aquí a mi rincón»!
Me llevó a su despacho donde estaban unos disfraces sobre un sillón.
¡Me dijo:
«mañana tenemos (Kika y yo) una «reunión de familia» y nos vamos a vestir de pollos gigantes «!.
¡Me encantó!
Luego llegó Kika con algo de comer y nos quedamos los tres disfrutando la alegría de ese momento.
Por alguna circunstancia fuimos a la cocina y abriendo el refrigerador Duplex pude «curiosear» que había un s/n de hamburguesas , me explicaron que era lo que «les había tocado llevar a la reunión familiar».
Siempre el fondo de sus conversaciones son interesantes, son como «lecciones de vida».
Recuerdo otro viaje a Chile donde me caí y al comentárselo a Kika, ella me contó jocosa:
Hace tres semanas en Viena Lucho, al salir de una reunión diplomática, atravesó y tropezó con los rieles del tranvía lo que provocó que sus prótesis se desarmaran y él cayera «desparramado».
Un «botones» del hotel de enfrente empezó a gritar alarmado:
¡»una ambulancia»… urgente!
Lucho lo tranquilizó:
¡»NO, ven y auxíliame»!
«Levántame un poco y ayúdame a sentar» (Lucho empezó a enderezarse una pierna y a recomponerse la otra).
Ya colocadas le dijo:
«Ahora sí levántame» (Se sacudió la ropa, enderezó la corbata, levantó el maletín)
y le dijo al «botones»
«¡Gracias!» (a la vez que dejaba al hombre atónito)
En una ocasión en un país del Oriente, continuó platicando Kika, al presentar » las Cartas Credenciales» se le zafó una de las prótesis, voló dio vueltas y cayó delante del Rey.
Lucho, para suavizar la escena, le dijo :
¡»Lo pudiera hacer también con la otra pierna, porque me faltan las dos»! ¡JA! .
Si no mal recuerdo fue en el primer viaje a Santiago cuando me recibió con su libro » las Piedras», donde cuenta cómo y cuándo perdió las piernas …
Dentro de su contenido yo destacaría dos vivencias:
….Una vez establecidos en su nueva casa, de regreso a su País, ya que los Diplomáticos regresan periódicamente después de cumplir el encargo en alguna Embajada, en esa vez Kika tenía que salir y le encargó a los niños.
Mientras él instalaba una lámpara de techo empezó a llamar a uno de ellos.
«Francisco: ¿dónde estás?»
Viendo que no contestaba bajó como bólido en busca de su pequeño observando, horrorizado, cómo se veía flotar su ropita en la alberca. Sacó el cuerpo aflojado del niño y, presa de pánico, le dio «respiración de boca a boca» hasta que escucho un gemido «volvió en sí»
» Gracias Dios mío, suspiró Lucho»
¡Francisco estaba vivo!
La segunda: la pérdida de sus piernas a causa de la explosión de una mina en la frontera de Chile con el Perú.
Despertó en un hospital y cuando descubrió que se había quedado sin extremidades inferiores, nuevamente clamó al Cielo:
«si perdí las piernas, dame alas para volar»
Cuenta en su reflexión:
«Cuando fue lo De Francisco dependía De Dios ahora dependerá de mi salir adelante».
Luis Winter escribe en su libro cómo todos nos topamos con piedras «en el Camino» (refiriéndose a LA VIDA ) y describe:
«Las encontrarás grandes, chicas o muy pequeñas
«No las maltrates, siempre van a estar ahí»,
«No las patees, te pueden hacer daño»,
«Las hay filosas, puntiagudas, pequeñitas que se te meten en el zapato y constantemente te molestan.
Las gigantes que no te permiten el paso; dales la vuelta, aprende a vivir con ellas, todos nos topamos con las propias».
Doy Gracias a Dios por haber conocido a Lucho; aunque hace tiempo no sé de él espero, en un futuro, volver a estrechar su mano
Cada vez que me topo con «una piedra» en mi «Camino» me acuerdo de mi amigo Lucho.
«LAS PIEDRAS EN TU CAMINO ESTÁN POR UNA RAZÓN,
NO LAS DESAPROVECHES»
Paul Barrios Duque
[flickr_set id=»72157680637659466″]
*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.