¡ Entre lo chusco y lo serio …!

¡ Entre lo chusco y lo serio ...!0

Algunos que me conocen dicen que soy muy acontecido,
que me pasa “cada cosa” que difícilmente le suceden a otras personas sobretodo tan frecuentemente.

Así que en este “aislamiento” decidí plasmar “en blanco y negro” uno que otro de esos incidentes.
(a sugerencia de mi hijo mayor-LuisEduardo a quien le ha tocado de cerca “más de uno”)

Aunque ya he relatado detalladamente la mayoría de ellos, enumeraré los que me vienen a la mente sin orden cronológico…
Serán, principalmente,los que han ameritado que acuda a un “hospital” o “consultorio médico”.

•Durante dos “Tianguis Turísticos” en Acapulco, Gro. fui a parar a un hospital.
Una de las ocasiones con mucho estrés, que había dormido poco, y el intenso calor del lugar
me produjeron un inesperado desamayo, despertando al siguiente día con energías renovadas gracias a la sustancia que me suministraron durante la noche de mi estancia en ese nosocomio.
(continuando totalmente recuperado los tres días que le restaban al “evento”).
•Luego de haberme intoxicado por primera vez con unos camarones en Xalapa, al cabo de dos años creyéndome “curado” comí, en un restaurante japonés de la CDMX, un platillo con un par de esos “crustáceos”;
por la reacción que me produjeron hube de recalar nuevamente en un “Hospital”.
•Una ocasión que regresaba en auto de Tlaxcala en el camino me vino un “ataque de asma”
(de los que solían darme de pequeño)
terminando con oxígeno y otras soluciones hospitalizado en la ciudad de Puebla.
•Por “Viaje de Promoción” en Monterrey a la salida de una de las televisoras después de una entrevista me tropecé y fue tan fuerte la caída que, gracias al auxilio de un amigo, llegué al Centro Médico con una profusa hemorragia.
•Estando en la feria de Turismo “FIT” en Buenos Aires fui conducido a “Los Servicios Médicos del Recinto Ferial” a causa de una “baja de presión”. Cuando desperté estaba “a punto de caerme” de la camilla, no se si por lo angosto de ésta o el sobrepeso que cargaba en ese momento. El caso es que no me moví “ni un ápice” hasta que me “dieron de alta”.
•Habíamos ido un grupo de matrimonios con nuestros hijos, (muy pequeños entonces)
a un “sitio turístico” de montaña enclavado en el Estado de Tlaxcala. A causa de las bajas temperaturas encendimos la chimenea que, por no tener un “buen tiro” contaminó el pequeño lugar donde departíamos. El humo hizo estragos en mi y fue en la madrugada cuando salimos “pitando” Dolores, un compadre y yo a la “Clínica” más cercana a que me atendieran no sólo de “intoxicación respiratoria” sino también “estomacal” por el “atracón” que había dado en la cena.
•Después de haber comido en “El Club de Empresarios” en Houston, Tx., en el vuelo de regreso empecé con severa inflamación de la lengua de tal forma que me recomendaron “tirar” de ella para evitar algún mal mayor hasta que llegué al Puerto de Veracruz y de ahí al “Hospital” donde me atendieron por “intoxicación alimenticia”.
•Iba a un “Congreso de Turismo de Aventura” en la Sierra Tarahumara.
En Los Mochis, Sinaloa
(como reacción al frío)
me contracturé provocando
un dolor de espalda intenso y duradero. En mi desesperación recurrí a un “sobador”, aún así al otro día tuve que viajar “de pie” en el tren denominado
“…»El Chepe» cuya travesía comienza en Chihuahua y termina en Los Mochis
y viceversa.
Esta ruta es considerada como una de las obras maestras de la Ingeniería Mexicana…”
Mi compadre Octavio “solícito”
i tuvo que cargarme la maleta y el maletín !
•Había asistido a un desayuno
“De operadores turísticos de EUA” (en un hotel de CDMX).
Al sentirme indispuesto regresé a la oficina; al cabo de unas horas cuando me repuse salí a comer. De regreso la asistente me vio tan mal que llamó a una ambulancia. El diagnóstico: “angina de pecho”; me condujeron a “Terapia Intensiva”,
(donde me acompañaron mis primos Alma y Luis, mientras Dolores se trasladaba en autobús de Xalapa a CDMX)
al otro día me estaban haciendo “mi primer caterismo”.
•Iba en tránsito de algún vuelo a la Ciudad de México para conectar con Veracruz, cuando con mareos y vómito
(seguramente a causa de alguna “comilona”)
recurrí a los servicios médicos del AICM ( Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México ).
•Estando en Berlín en la Feria de “ITB”, al unirme a un
“Grupo de Turisteros Mexicanos” que charlaban en una de las estancias,
fue “al dejarme caer” para sentarme cuando me pegué fuertemente contra una pared. Mientras me sobaba oía cómo repetía insistentemente uno de mis colegas de Cancún:
“i qué trancazo, qué trancazo, qué trancazo…!“.
Una mesera que se percató del accidente trajo una bolsa con hielo.
Al día siguiente en “el Recinto Ferial” (estando en el “Pabellón de México) empecé a sentirme muy mareado a consecuencia del golpe.
Me llevaron a un espacio de “asistencia médica”
(como si fuera el mejor hospital de mi País)
donde después de hacerme varias pruebas me subieron a una ambulancia; yo solo escuchaba cómo “la sirena” se abría paso mientras cruzaba Berlín. Ya en “Urgencias” “el camillero” me llevaba a tal velocidad que yo sentía “que me salía”.
Después de practicarme por varias horas los “estudios de resonancia magnética” necesarios, me dieron autorización para incorporarme a mis actividades, no sin antes emitir el diagnóstico:
”conmoción cerebral”.
(“me quedé de a 6” con ese término, pero agradecí continuar en circulación “en mis cinco sentidos”.)
Cabe resaltar que los gastos ocasionados por este percance fueron cubiertos por el “Organismo encargado de la Feria” (“ITB”). Yo solo pagué una cantidad mínima (menor a la tarifa del taxi que me condujo de vuelta al “Hotel”.
•Bañándome en el cuarto de un hotel de “Isla Margarita, Venezuela, al salir intempestivamente a contestar una llamada telefónica me di tremendo golpe al resbalarme y caer de espaldas. Permanecí postrado todo el día en mi habitación.
•Buscando en Bogotá un recuerdo de piel para Dolores en compañía de una amiga nuestra, al querer alcanzar la entrada de la tienda que estaba “a punto de cerrar” me pegué en la cabeza con la puerta tan fuerte que me sacó “una rajada” como la de un alcancía; literalmente me quedé “viendo estrellitas”. Luego uno de sus hijos fue conmigo a que me atendieran.
•Mientras saboreaba una rica comida en Madrid se me rompió un diente (“mero y me lo trago” ).
Con “el Seguro Médico de Viaje” fui atendido en una clínica dental.
•Varias veces al sentarme he roto sillas.
Una ocasión un restaurante de un hotel muy moderno en Cancún no fue la excepción, ya que al sentarme y romper la silla me caí golpeándome la cabeza.
Como el Hospital estaba “pegado” al Hotel en menos de 10 minutos estaba ingresado en “Urgencias”.
(eran la misma empresa)
ahí me enteré que en el año y medio que tenían de inaugurado ya se habían roto 3 sillas.
Al otro día en el “Restaurante” ya me tenían una silla más fuerte,
i quizá no tan moderna !
Regresé 5 semanas después a “Playa del Carmen” y en otro Restaurante de la 5a Av.
nuevamente quebré una silla.
Quienes me acompañaban no podían creer cómo las demás sillas fueran más resistentes y la mía más débil.
•Cocinaba en el depto. donde vivía en la Ciudad de México, puse aceite en una vasija para cocinar “la pasta” y me fui a hablar por teléfono. Cuando regresé (más de una hora después)
ya se había consumido el aceite y el metal quemado producía un humo tan espeso que me fue difícil llegar a apagar la hornilla, además de que me produjo una tos pertinaz que a medianoche no podía respirar. Hablé al “Seguro de Asistencia Médica”pasaron por mi y me llevaron al “Hospital”.
•Estaba con un amigo de uno de mis hijos en una cafetería viendo “un proyecto” cuando me disculpe para ir al sanitario. Ahí “me di” en la cabeza con la punta de una caja de lámina colocada arriba del WC. Como veía que no cesaba la hemorragia hubo de llevarme a una clínica para que me “dieran unas puntadas” en la herida.
•Hospedado en un hotel grande “de Cadena” en Milán, Italia, (después de un día de trabajo) tomando “un baño de tina” al levantarme y asirme del “barrote de ayuda” (tubo grueso)
instalado en la pared,
éste se desprendió y
“caí de lleno” sobre ella,
sacando toda el agua
(éso amortiguó el golpe, de lo contrario hubiera sido funesto).
A la mañana siguiente reporté “la falla”; para cuando regresé del trabajo todo estaba en orden e inclusive seca la alfombra que se había inundado.
•Siendo estudiante me fui con un grupo de amigos fuera de la CDMX (a “La Marquesa”).
Jugando fútbol se suscitó
“un encontronazo de lleno”
en mi rodilla. El dolor era tremendo, la tenía dislocada;
en el grupo había un estudiante de medicina que me jaló la pierna, tronó y colocó los huesos en su lugar. Me llevaron a la “Cruz Roja” más cercana, revisaron y dijeron que había sido correcto el procedimiento del “practicante”
•Estudiando en El Reino Unido fui a conocer Birmingham Inglaterra.
Patinando en una “Pista de hielo” “al agarrar vuelo”, repentinamente llegó un despistado que al chocar contra mi me tiró de espaldas causándome un dolor tan intenso que no sólo me echo a perder ese viaje, sino que la molestia persistió varios días.
•De joven fui a la CDMX con mi hermana Maruca y sus hijos para visitar a mi papá que estaba ingresado en un “Hospital”. De regreso a Córdoba sufrimos un aparatoso y fatal accidente, internándonos a los cinco en diferentes “Hospitales” de la ciudad de Puebla. A mi “el cinturón de seguridad” me salvó la vida.
•Este año (2020) sentado en un banco alto (“silla periquera”) de una “Cafetería”, al intentar bajarme se me enredaron los pies cayendo de rodillas en el suelo.
El doctor que me visitó en la habitación del “Hotel”
me aconsejó fuera a un “Hospital”. Por suerte el buen taxista que me dejó en “Urgencias” al enterarse que me había quedado en un lugar equivocado no sólo regresó por mi sino que además me ayudó a subir y me bajó en la “Clínica” indicada
(i cómo se lo agradecí !).
El diagnóstico que allá me dieron coincidió con el del traumatólogo de México: “rompimiento de ligamentos cruzados rodilla izquierda ”
Ahora estoy aquí,
a raíz de esa contrariedad,
incapacitado recopilando en “gastando zapatos”
una que otra peripecia de las que me acuerdo, porque quedan muchas guardadas “en el tintero”.

No cabe duda que tengo
“un super ángel de la guarda
dulce compañía
que no me ha desamparado ni de noche ni de día…”
apoyándome a través de familiares y amigos
(la lista, para mencionarlos, sería muy larga)
con los que afortunadamente he contado en los diferentes sitios donde he estado.
i Nuevamente muchas gracias !

Cómo nos hemos reído después de lo sucedido, por ello digo que he vivido:

i Entre lo chusco y lo serio …!

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Es por ello que, con gran emoción, te presento a: «Gastando Zapatos», deseo disfrutes de mis escritos y me encantaria escuchar tus comentarios, ya sea a traves de este sitio web o alguna de mi redes sociales.

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